martes, 8 de marzo de 2011

LA DESCRIPCION DEL MUNDO

LA DESCRIPCION DEL MUNDO

El sueño del planeta (por Miguel Ruiz)
La domesticación (por Miguel Ruiz)
Los recursos de nuestra realidad

Quizá, la visión que tenemos del mundo, no sea tan real, verdadera y definitiva como pensamos.
¿Estamos seguros que todo es como está establecido? ¿Estamos realmente despiertos? ¿Conocemos realmente el mundo que nos rodea? ¿Nos conocemos de verdad a nosotros mismos?
Al primer momento podemos pensar que sí, pero si nos estudiamos un poco, veremos que desde el mismo momento en que nacemos, la familia, la educación, el colegio, la televisión, el sistema, etc.… se encargan de darnos una descripción del mundo y de nosotros mismos, que no nos queda más remedio que adoptar como real.
Sin embargo, esa descripción está formada por un conjunto de ideas preconcebidas o conceptos preestablecidos de la realidad, es decir, que en realidad damos por sentado de antemano, que el mundo que nos rodea es de determinada manera, no en base a nuestra propia experiencia y comprensión, sino en función de lo que nos dice, la ciencia, la sociedad, los códigos morales, las creencias religiosas, etc.…
Eso nos crea unas estructuras o esquemas mentales que serán más o menos rígidos en función de la persona y la influencia de su entorno.
Nos crea lo que podríamos llamar un "programa psicológico", que nos envuelve y actúa de filtro alterando y condicionando todas las percepciones que podamos tener.
De manera que, ante una misma realidad, dos personas con una envoltura distinta, no la percibirán del mismo modo.
Esto hace que no podamos percibir la realidad de las cosas limpiamente. Porque al tener el intelecto lleno de ideas preconcebidas, todo lo que percibimos es automáticamente comparado con ellas, de manera que lo que realmente percibimos al final, es el resultado de esa comparación.
Por lo tanto , nuestro mundo se reduce a lo que ya está establecido dentro de nuestra psiquis; y todo lo que no encaje con eso, es inmediatamente cuestionado, y lo clasificamos como raro, desconocido, metafísico, mágico, absurdo, "científicamente no demostrable", e incluso a algunos, les genera tanto miedo e inseguridad que lo rechazan, lo rehuyen y hasta tratan de destruirlo o desacreditarlo, porque les rompe sus rígidos esquemas, porque pone en evidencia su ignorancia, su debilidad y el enorme vació que constituye, en verdad, su realidad interior.
Esto no es nada nuevo. Muchas veces se ha hablado de ello; y no es necesario buscar en las enseñanzas de ningún gran maestro, sino que incluso personajes reconocidos por la sociedad, hablan claramente de ello. Por ejemplo, el filósofo Emmanuel Kant, en sus obras "La Crítica de la razón subjetiva" y "La crítica de la razón pura", explica que mediante la razón subjetiva, o el intelecto que todos conocemos, el hombre solo alcanza a conocer el "fenómeno" que es lo "aparentemente" real; es lo que resulta de comparar la realidad con lo que ya tenemos preestablecido, es la realidad filtrada por el "programa psicológico".
Pero nunca podrá llegar a conocer lo que él llama el noumeno o la "cosa en sí", que es la Causa y Esencia de los fenómenos. Eso solo es posible a través de la razón pura, que está más allá de los razonamientos.
Por ejemplo; seguro que alguna vez, hemos visto a una persona, y en relación a como va vestida, como habla, como se mueve, etc... Nos llega una impresión. Y entonces la juzgamos, damos por sentado que debe ser así o asá, por que en nuestro registro tenemos archivado que una vez nos contaron o vimos a alguien con un aspecto similar y que era de esa manera; entonces comparamos y emitimos esa calificación. Pero luego resulta que conocemos a esa persona en su esencia, su vida y las causas de su aspecto, su comportamiento, etc.… y nos damos cuenta de que en realidad no era como habíamos pensado.
Lo que ha sucedido, es que una vez vimos o nos contaron algo, y lo consideramos como real. Entonces nos creamos una idea preconcebida de que aquello era realmente así. Y al volver a percibir una imagen parecida, buscamos en los registros de la mente y nos limitamos a comparar volviendo a emitir el mismo juicio. Con lo cual, nunca alcanzamos percibir la Realidad del entorno, porque únicamente vemos las cosas a través de esa envoltura que altera la percepción y la condiciona de manera que acabamos viendo solo aquello que nos "conviene".
Con esto, queremos hacer entender que el intelecto es la función más elemental de la mente, es muy limitado y solo puede percibir las impresiones, que llegan a través de los cinco sentidos, y con esa información el intelecto elabora conceptos y crea una descripción del mundo.
A partir de ahí, toda impresión nueva, es juzgada y comparada automáticamente con los conceptos preestablecidos que ya tenemos.
Pero ocurre, que el mundo es infinitamente más amplio de lo que podemos percibir por los cinco sentidos. Intentar alcanzarlo con el intelecto es como querer ver la luna con un microscopio. Existen mundos paralelos aquí y ahora, pero solo es posible percibirlos a través de los sentidos del alma, y para ponerlos en actividad debemos despertar nuestra conciencia.
Platón también habla de ello en el "Mito de la Caverna", y define al hombre común como un individuo encadenado dentro de una caverna, que solo puede mirar hacia el interior y ver las sombras (el fenómeno) de las cosas que están en el exterior, y las confunde con la verdad, con aquello que las causa (el noumeno), que es lo que está afuera, en la luz. Esto es exactamente lo mismo que dice Kant, solo vemos las "sombras" de las cosas.
Una referencia más cercana, es la película "Matrix", que es una alegoría muy clara de todo lo que estamos hablando. Solo que las máquinas que tienen a los humanos esclavizados, no están afuera, sino dentro de nuestra propia psicología; son las que han creado ese programa que atrapa al hombre, ocultándole su realidad interior, y manteniendo su conciencia dormida en un mundo de fantasía, haciéndole creer además, que está despierto, eliminando así cualquier posibilidad de despertar.
En otras palabras, si uno tiene la conciencia dormida, pero da por sentado que está despierto, nunca jamás podrá despertar. Solo lo podrá conseguir, si encuentra un punto de referencia que le haga darse cuenta de su verdadero estado.
Todas esas "máquinas" constituyen lo que se conoce en psicología como Ego. Habitan en el subconsciente y las hemos creado nosotros mismos a lo largo de nuestra existencia. Cuanto más ego tengamos, mayor será el inconsciente y por lo tanto menor será el porcentaje de Conciencia despierta, es decir más dormidos estaremos.



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El sueño del planeta

Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día. Sueña cuando el cerebro está despierto y también cuando está dormido. La diferencia estriba en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco material
que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente.
Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo
hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.
Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir estas reglas en su mente.
Día a día, en casa, en la escuela, en la iglesia y desde la televisión, nos dicen cómo hemos de vivir, qué tipo de comportamiento es aceptable. El sueño externo nos enseña cómo ser seres humanos. Tenemos todo un concepto de lo que es una “mujer” y de lo que es un “hombre”...
Miguel Ruiz
"Los Cuatro Acuerdos"
 

La domesticación

Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. Utilizando nuestra primera atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.

Cuando íbamos al colegio, nos sentábamos en una silla pequeña y prestábamos atención a lo que el maestro nos enseñaba. Cuando íbamos a la iglesia, prestábamos atención a lo que el sacerdote o el pastor nos decía. La misma dinámica funcionaba con mamá y papá, y con nuestros hermanos y hermanas. Todos intentaban captar nuestra atención. También aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, sus profesores, sus amigos: "Mírame! ¡Mira lo que hago! ¡Eh, que estoy aquí!". La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta.

Tú no escogiste tu lengua, ni tu religión ni tus valores morales: ya estaban ahí antes de que nacieras. Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Nunca escogimos ni el más insignificante de estos acuerdos. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.

De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información que otros seres humanos nos transmitieron del "sueño del planeta".

Así es como aprendimos cuando éramos niños. Los niños creen todo lo que dicen los adultos. Estábamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe era tan fuerte, que el sistema de creencias que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida. No escogimos estas creencias, y aunque quizá nos rebelamos contra ellas, no éramos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro acuerdo.
Llamo a este proceso “la domesticación de los seres humanos”. A través de esta domesticación aprendemos a vivir y a soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias. Fuimos educados y enseñados en base al miedo, la culpa, la censura de que somos malos y hemos de ser buenos. De niño cuando no acatábamos las reglas, nos castigaban; cuando las cumplíamos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Pronto empezamos a tener miedo de ser castigados y también de no recibir la recompense, es decir, la atención de nuestros padres o de otras personas como hermanos, profesores y amigos.
La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal autodomesticado. Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa.
Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente. No es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad. Basamos todos nuestros juicios en él, aun cuando vayan en contra de nuestra propia naturaleza interior. Durante el proceso de domesticación, se programaron en nuestra mente incluso leyes morales como los Diez Mandamientos. Uno a uno, todos esos acuerdos forman el Libro de la Ley y dirigen nuestro sueño.

Aprendemos a juzgar: nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas a nuestros vecinos... Hay algo en nuestra mente que lo juzga todo y a todos, incluso el clima, el perro, el gato... Armamos un sistema de creencias y aunque esté mal armado nos sentimos culpables por lo que hacemos o dejamos de hacer de acuerdo a este sistema y éste es el que nos genera miedo.
A los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales.
Si observamos la sociedad humana, comprobamos que es un lugar en el que resulta muy difícil vivir, porque está gobernado por el miedo. en el mundo entero vemos sufrimiento, cólera, venganza, adicciones, violencia en las calles y una tremenda injusticia.
Seguimos buscando cuando todo ya está en nosotros. No hay ninguna verdad que encontrar.
Donde quiera que miremos todo lo que vemos es la verdad pero, debido a los acuerdos y creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla.
No vemos la verdad porque estamos ciegos. lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente. necesitamos sentir que tenemos razón y que los demás están equivocados. confiamos en lo que creemos, y nuestras creencias nos invitan a sufrir.

Es como si viviésemos en medio de una bruma que nos impide ver más allá de nuestras propias narices. Vivimos en una bruma que ni tan siquiera es real. Es un sueño, nuestro sueño personal de la vida: lo que creemos, todos los conceptos que tenemos sobre lo que somos, todos los acuerdos a los que hemos llegado con los demás, con nosotros mismos e incluso con Dios.
Toda nuestra mente es una bruma que los Toltecas llamaron mitote. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Esta es la condición de la mente humana: un gran mitote, y así es imposible ver lo que realmente somos. En la India lo llaman maya, que significa "ilusión". Es nuestro concepto de "Yo soy". Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente.

Nos resulta imposible ver que no somos libres.
Estar vivos es nuestro mayor miedo. no es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos.
Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por el miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas.
Miguel Ruiz
"Los Cuatro Acuerdos"







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Los recursos de nuestra realidad

Tú creas tu realidad a partir de:

a) las elecciones y decisiones,
b) los pensamientos y sentimientos,
c) las actitudes y creencias.

Eso es todo. No hay otras materias primas, no hay otros recursos que tú o nadie más utilice. Aquellos que están creando realidades más emocionantes que las que tú creas, lo están haciendo con las mismas "cosas".
Tus pensamientos y sentimientos son impulsados por tus elecciones y decisiones, y compelidos por tus actitudes y creencias, a manifestarse en el telar del deseo, la imaginación y la expectativa.
Veamos eso por partes:
Tu realidad es el producto de tus pensamientos y sentimientos, ya que ustedes simplemente no pueden sentir sin pensar. Ambas cosas trabajan juntas. Tu realidad es la manifestación sinérgica de lo que piensas y lo que sientes.
¿Qué impulsa lo que piensas y sientes? Las elecciones y las decisiones. Ser capaz de elegir es uno de los dones místicos del ser humano. Tú estás haciendo elecciones todo el tiempo. Incluso el elegir no elegir es una elección. Una vez que eliges nace una decisión. Una elección dinámicamente manifiesta aparece primero como una decisión.
Tus pensamientos y sentimientos no sólo son impulsados, también son compelidos hacia la manifestación sinérgica. Tus actitudes y creencias compelen a lo que piensas y sientes hacia la densidad que llamas fiscalidad.
La creencia precede a la ilusión que llamas realidad. Tu intelecto puede aceptar eso. Sin embargo, hasta que te apropies de ello a nivel emocional, hasta que te apropies de ello en cada célula de tu cuerpo, hasta que se vuelva parte de tu respiración, la metafísica y la espiritualidad serán sólo teoría para ti. Cuando de verdad te apropias de esto, te abres a un "conjunto" enteramente nuevo de la realidad.

¿Qué sucede cuando sostienes una determinada creencia?
He aquí un ejemplo usando la creencia "el amor duele". Esta es una creencia básica que muchos de ustedes sostienen. Primero creas la creencia y luego procedes a crear la realidad para probarla. Esta creencia colorea tu lente de enfoque hacia el mundo. Produce tu actitud. Con esta actitud, a través de esta lente, verás el mundo de una manera singular. La creencia y la actitud que engendra forman el manantial del cual brotan tus pensamientos y sentimientos. ¿Qué pensamientos esperarías que surjan de este manantial? ¿Qué sentimientos? Los pensamientos y sentimientos se manifiestan de manera sinérgica hacia la forma física. ¿Qué clase de amistades esperas? Piensa en el nivel y la intensidad de dar, responder, respetar y conocer que ofrecerías cuando el amor duele. ¿Qué seguridad, qué placer, vulnerabilidad y confiabilidad proporcionarías? De la actitud y la creencia brotan los pensamientos y sentimientos. De los pensamientos y sentimientos se forman las elecciones y las decisiones. Los pensamientos y sentimientos son impulsados por las elecciones y decisiones y compelidos por las actitudes y creencias hacia la manifestación en el telar del deseo, la imaginación y la expectativa. Tú crearás relaciones en las que el amor duela.

He aquí otro ejemplo usando la creencia "el amor cura". También esta creencia producirá una cierta coloración. "El amor cura" generará sus propias actitudes singulares. Sentimientos y pensamientos totalmente diferentes brotarán de los manantiales de la actitud y la creencia. Habrá pensamientos y sentimientos de viveza anticipadores. Habrá pensamientos de amor, luz y risa y alegría. Habrá sentimientos de gratitud... Los pensamientos y sentimientos formarán decisiones y elecciones poderosas que se estiren y alcancen hacia el futuro. Habrá elecciones de intimidad y compromiso. Habrá decisiones de amar. Relaciones sanas serán creadas. El amor crecerá. Tú crecerás... ¡El amor cura!

La creencia antecede a la realidad. Tú creas tu propia realidad. Haz un inventario de tus creencias, de tus recursos, de tus materias primas. Sin embargo, haz más que eso: reconoce, admite, perdónate a ti mismo y cambia esas materias primas que te están lastimando a ti y a otros.
Asimismo, reconoce, admite, felicítate a ti mismo y continúa con aquellas elecciones, aquellas creencias que están funcionando y que te están curando a ti, a otros y a tu mundo.
Además de tener estos recursos para crear tu realidad, tienes herramientas específicas con las cuales tallar y esculpir tu realidad personal.
El deseo, la imaginación y la expectativa son las herramientas de la creación de la realidad. ¿De dónde obtienes estas herramientas? De Soñar. Desde tus sueños despierto hasta tus sueños de noche, desde los estados alterados hasta los mundos que existen cuando meditas, ahí es donde las herramientas nacen, del Sueño más grande – el sueño consciente, personal y global del futuro. Las herramientas vienen de tu Visión. Todos los Sueños usan deseo, imaginación y expectativa, y surten con creces el abastecimiento y siempre lo aumentan.
Los pasos para llegar ahí son las cualidades de estar ahí. Lo que se requiere para Soñar es lo que el Soñar devuelve exponencialmente... Muchos de ustedes han aprendido sobre los recursos antes, pero verán, el Viaje sagrado implica más que memoria y listas. Implica no sólo conocer las verdades – implica vivirlas.

Crear nuestra realidad con elegancia
Elegancia significa crear el máximo beneficio con el mínimo gasto de energía. Hay cuatro pasos para lograrla:
1. Desear (soñar)
2. Clarificar el deseo (personalizarlo, hacerlo tuyo)
3. Tener visión (visualizarte ya con el deseo cumplido)
4. Tener Impecabilidad (no perder de vista el sueño)

Si honestamente deseas sin timidez alguna, si conviertes eso en tu deseo, si tienes visión y la sostienes con la tenacidad de la impecabilidad, sin soltar nunca lo que quieres, ¡entonces estarás creando con elegancia y te encontrarás en el Viaje Sagrado!
La gratitud es una herramienta poderosa. Si te permites sentirte agradecido, tu procesar y programar pueden funcionar ilimitadamente mejor. Tu éxito puede ser exponencial. Las "cosas" de la vida pueden mejorar marcadamente. Al sentirte agradecido por lo que tienes, empiezas a tener más cosas por las cuales sentir esa gratitud.
Parte de cómo creas tu realidad es esperando que ésta sea maravillosa. Cuando reduces esas expectativas, disminuyes tu habilidad de crear "el triunfo". El acto mismo de reducir tu anticipación para protegerte del dolor es exactamente lo que está produciendo el dolor.
¡Siempre espera lo mejor! Si esa anticipación entusiasta no asegura el éxito, te preparará proporcionándote mayor fuerza, para manejar la desilusión que haya. El fracaso dolerá, pero sorprendentemente menos.
Lo posible se vuelve probable mediante la alquimia misteriosa del amor que confía y la expectativa entusiasta. Lo probable se vuelve actual a través de la voluntad de recibir.


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