jueves, 7 de abril de 2011

LA VOLUNTAD

LA VOLUNTAD

El camino hacia la voluntad
Tres contextos distintos
El refrenamiento
La voluntad

Titulo desconocido - Acuarela de Gerardo de Miguel 
"Un guerrero aprende a afinar su voluntad, a dirigirla a un punto directo, a enfocarla donde quiere.
Es como si su voluntad, que sale de la parte media de su cuerpo, fuera una sola fibra luminosa, fibra que él puede dirigir a cualquier sitio concebible.
Esa fibra es el camino al nagual
."

Uno de los pilares de la enseñanza de Don Juan se apoya en la voluntad que es una fuerza emanando de la región umbilical, a través de una abertura situada debajo del ombligo, que él llama "la brecha".
Sobre las cenizas de un fogón, Don Juan traza un diagrama para explicar a Castaneda lo que llama "los ocho puntos del hombre":

Los dos primeros la razón, que se relaciona con el habla los conocemos todos.
Los dos siguientes son la voluntad, que se relaciona con el sentir. El sentimiento o el sentir son algo vagos e imprecisos, pero de una u otra manera familiares.
Más allá del umbral que separa el mundo corriente del mundo de los brujos percibe uno el soñar y el ver.
Y en el último borde de ese mundo se encuentra uno con los otros dos, que no alcanzamos siquiera a nombrar, porque están en los confines mismos de la percepción. Don Juan declara que esos dos puntos que integran la totalidad del hombre son el tonal y el nagual, que están fuera de uno mismo y a la vez no lo están.
Los ocho puntos componen la totalidad de uno mismo.

La debilidad de la razón para dar cuenta de toda nuestra posibilidad cognoscitiva se debe a que se relaciona solo con uno de los ocho puntos del hombre: con el habla. En cambio, la voluntad se relaciona con el sentir, el soñar, y el ver. Nos movemos entre la razón y el habla, y a eso llamamos entendimiento. Sin embargo el hombre puede manejar los otros seis puntos; y Don Juan subraya que se trata de manejar, no de entender. Nos movemos dentro de la racionalidad y los lenguajes y olvidamos los puntos relacionados con la voluntad que Don Juan define como una fuerza, una sensación que sale del guerrero que tiene poder, con la cual puede "agarrar" cosas.

Nosotros, los hombres, nacemos con dos anillos de poder, pero sólo usamos uno, el primer anillo de poder, para crear el mundo. Ese anillo que se engancha al muy poco tiempo que nacemos, es la razón, y su compañera es el habla. Ente los dos urden y mantienen el mundo del tonal.
El secreto es que tenemos otro anillo de poder que nunca usamos, la voluntad o el segundo anillo de poder, llave del mundo del nagual. El truco del brujo es el mismo truco del hombre común. ambos tienen una descripción: uno, el hombre común, la sostiene con su razón; el otro, el brujo, la sostiene con su voluntad. Ambas descripciones tienen sus reglas y las reglas se perciben, pero la ventaja del brujo es que la voluntad abarca más que la razón.

Esfuérzate por percibir si lo que sostiene la descripción de tu mundo es tu razón o tu voluntad. Yo siento, por cierto, que esa es la única manera de usar el mundo diario: como un desafío y como un vehículo para acumular suficiente poder personal, a fin de llegar a la totalidad de uno mismo.
Lo que se necesita para que la magia pueda apoderarse de nosotros es borrar nuestras dudas. Una vez que las dudas desaparecen todo es posible. Si logramos borrar las dudas podremos entrar en el reino donde los milagros son cosas de todos los días.
La brujería es aplicar la voluntad a una coyuntura clave. La brujería es interferencia. Un brujo busca y encuentra la coyuntura clave de cualquier cosa que quiera afectar y luego aplica allí su voluntad. Sólo los brujos cultivan la voluntad. Lo que generalmente se llama voluntad es carácter y disposición fuerte. Lo que un brujo llama voluntad es un poder que viene de dentro y se prende al mundo de afuera. Les llega envuelta en el misterio y les da la capacidad de realizar prodigios extraordinarios. La voluntad es lo que manda a un brujo a través de una pared, a través del espacio, la luna, si él lo quiere. 

La voluntad tiene que ver con hazañas asombrosas que desafían nuestro sentido común. Don Juan la describe como una relación entre nosotros y el mundo percibido, como una fuerza que liga a los hombres con el mundo que hemos elegido percibir: "percibir el mundo" involucra un proceso de aprehender lo que se presenta ante nosotros. Esta percepción particular se lleva a cabo con nuestros sentidos y nuestra voluntad. Un guerrero lo sabe y se pone a esperar con paciencia; de hecho, un guerrero no tiene más que su voluntad y su paciencia. Lo primero que ha de adquirirse es la paciencia: con ella se está en el camino de la voluntad. Pero hay que cuidarse: la voluntad se nos escapa por un boquete que hemos de cerrar; se nos puede ir la vida. No debemos entregarnos, sino que cuidar el "ánimo del guerrero": estás en lo que estás porque has decidido estar allí, no porque otros te hayan puesto en ese lugar o porque deseen hacerte algo.La voluntad es lo que puede darte el triunfo cuando tus pensamientos te dicen que estás derrotado. La voluntad es lo que te hace invulnerable.
Uno aprende a actuar como guerrero actuando, no hablando: el conocimiento es acción. Pero el guerrero espera. Espera su voluntad: algo que sucede misteriosamente y que solo puede ser esperado. La voluntad, en las enseñanzas de Don Juan, es mucho más que un desear o un querer: es una fuerza inexplicable que de pronto está: "Algo que un hombre usa, por ejemplo, para ganar una batalla que, según todos los cálculos, debería perder". Sin embargo, el espíritu de un guerrero no está engranado para ganar o para perder: solo para la lucha, y cada lucha es su última batalla sobre la tierra. Por consiguiente, al guerrero le importa muy poco el resultado, y deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras libra su batalla, sabiendo que su voluntad es impecable, el guerrero ríe y ríe. Cada acto del guerrero es su última batalla sobre la tierra.





Marcha de Poder




El camino hacia la voluntad

La voluntad es algo muy especial, ocurre misteriosamente. La voluntad es una fuerza, un poder. Ver no es una fuerza, sino más bien una manera de atravesar cosas. Un brujo no tiene que ver para ser brujo; nada más necesita saber usar su voluntad. En realidad, no hay manera de decir cómo la usa uno, excepto que los resultados de usar la voluntad son asombrosos. Lo primero que se debe hacer es saber que uno puede desarrollar su voluntad. 
Para que el ver, la voluntad y el conocimiento lleguen, es preciso olvidarse de sí. En esta lucha, el guerrero solo tiene su voluntad y su paciencia y con ellas construye todo lo que quiere.
Cuando un guerrero ha adquirido paciencia, está en camino hacia la voluntad. Sabe cómo esperar. Su muerte se sienta junto a él en su petate, son amigos. Su muerte le aconseja, en formas misteriosas, cómo escoger, cómo vivir estratégicamente. ¡Y el guerrero espera! Yo diría que el guerrero aprende sin apuro porque sabe que está esperando su voluntad; y un día logra hacer algo que por lo común es imposible de ejecutar. A lo mejor ni siquiera advierte su acto extraordinario. Pero conforme sigue ejecutando actos imposibles, o siguen pasándole cosas imposibles, se da cuenta de que una especie de poder está surgiendo. Un poder que sale de su cuerpo conforme progresa en el camino del conocimiento. Al principio es como una comezón en la barriga, o un calor que no puede mitigarse; luego se convierte en un dolor, en un gran malestar. A veces el dolor y el malestar son tan grandes que el guerrero tiene convulsiones durante meses; mientras más duras sean, mejor para él. Un magnifico poder es siempre anunciado por grandes dolores.
Cuando las convulsiones cesan, el guerrero advierte que tiene sensaciones extrañas con respecto a las cosas. Advierte que puede tocar cualquier cosa que quiera con una sensación que sale de su cuerpo por un sitio abajo o arriba de su ombligo. Esa sensación es la voluntad, y cuando el guerrero es capaz de agarrar con ella, puede decirse con justicia que es un brujo y que ha adquirido voluntad.
"Una realidad aparte"

Tres contextos distintos

En los libros de Castaneda se habla de la voluntad en tres contextos distintos:
Uno, como unas fibras o tentáculos que salen del chakra del ombligo (hara), y que nos permiten realizar estupendas hazañas físicas, relacionadas con el equilibrio, saltos, etc. Hay referentes de esto en las artes marciales orientales.
Dos, como el poder personal que utiliza el guerrero a la hora de tratar con el nagual, con lo desconocido, en contrapartida con la razón, que es el poder que utilizamos para poner en orden el tonal.
Y tres, en un contexto más teorético, como la energía del "alineamiento", un momento energético determinado en el proceso de formación de la conciencia, y cuyo resultado final es el "intento personalizado".

Aunque la conexión no salta a la vista, ha de haber una profunda relación entre estos tres fenómenos, ya que gozan del mismo título. No podemos, desde luego, asociar sin más el concepto tolteca de voluntad con esa capacidad de tesón, propósito y determinación con que habitualmente lo entendemos en nuestra cultura. La voluntad, para los brujos, es una fuerza muy compleja y misteriosa. Pero lo que sin duda hace que para los guerreros sea urgente y prioritario cultivar esta fuerza es el hecho de que las decisiones que hagamos en el nagual, en el otro mundo, no dependen de nuestra razón sino de nuestra voluntad. Sin ella, no hay manera de sustraerse al arrebatador atractivo del nagual. Nuestra razón nos convencería de que se está mucho mejor allí, y no regresaríamos. Solo una decisión sostenida con firmeza por la voluntad nos podría devolver al "crudo" mundo del tonal, a la miserable condición de nuestro mundo físico habitual.


















La mirada del brujo en el ojo derecho de otra persona, "agarrándolo" con la voluntad, detiene el diálogo interno. Así fue como Don Juan "enganchó" a Castaneda la primera vez que se vieron.














El refrenamiento

Los cinco atributos del guerrero son: control, disciplina, refrenamiento, facultad de escoger el momento oportuno y voluntad. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es, quizás, el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama el pinche tirano.

El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisa, sin angustia; es sólo una sencilla y gozosa retención de lo que se debe.
La facultad de escoger el momento oportuno es una cualidad abstracta que pone en libertad todo lo que está retenido. Control, disciplina y refrenamiento son como un dique detrás del cual todo está estancado. La facultad de escoger el momento oportuno es la compuerta del dique.
Ni una sola vez sentí auto‐compasión, ni lloré de impotencia. Sólo sentí regocijo y serenidad.
El refrenamiento significa retener con el espíritu algo que, como el guerrero sabe, debe cumplirse justamente. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacer mal a alguien o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. Cuando el guerrero ya tiene control, disciplina y la facultad de escoger el momento oportuno, entonces el refrenamiento significa esperar lo que debe pasar con aquel que lo haya merecido.
Los nuevos videntes usaban a los pinches tiranos no sólo para deshacerse de su importancia personal, sino también para lograr la muy sofisticada maniobra de desplazarse fuera de este mundo. Ser derrotado (…) no es mortal sino devastador. Los guerreros que sucumben ante un repinche tirano son arrasados por su propio sentido de fracaso. El enojarse y actuar sin control o disciplina es estar derrotado.



La voluntad

Las fibras de la voluntad, para un vidente, aparecen como unos tentáculos de luz que emanan de un punto debajo del ombligo; unas fibras con las que el brujo puede realizar hazañas magníficas.

Negarse cosas no es tener voluntad, sino un modo de entrega. Quizás el peor de todos. La voluntad no es pensamiento.

La voluntad es un poder: algo que el hombre usa para ganar una batalla que según todos  los cálculos debería perder. La voluntad te hace invulnerable.

La voluntad es la fuerza que liga verdaderamente a los hombres con su mundo percibido, sea éste de la clase que sea.
Un guerrero sabe que espera a su voluntad; así que asiste paciente a su proceso de aparición: primero con pequeñas manifestaciones de poder, luego con dolores, y finalmente con una sensación que sale de su abdomen (arriba o abajo del ombligo).

Un brujo puede usar su voluntad para dejar que la muerte le "expanda" y luego volver a unirse. También la usa para interferir, para aplicarla a la "coyuntura clave" de una determinada situación, y lograr un efecto. Pero la vejez debilita la voluntad.

La voluntad se desarrolla en un guerrero pese a toda la oposición de la razón.

El nagual es atrayente más allá de cuanto pueda decirse, así que nuestra decisión de regresar al "crudo" mundo del tonal no depende de nuestra razón sino de nuestra voluntad. Por eso sobreviven tan pocos.

Los nuevos videntes llamaron "voluntad" a la energía del alineamiento; y la entendieron como un estallido de energía, ciego, impersonal, ininterrumpido, que nos hace comportarnos como lo hacemos. La voluntad es responsable de la localización del punto de encaje en su posición acostumbrada. El alineamiento es renovado incesantemente para conferirle así continuidad a la percepción. Para renovar cada vez el alineamiento con el frescor que necesita para crear un mundo vivo, la descarga de energía que procede de esos mismos alineamientos se redirige automáticamente para reforzar algunos alineamientos selectos.








El tercer chakra, el Chakra Manipura es el centro de la energía, del poder de la voluntad, del sentido de control y coordinación. Está asociado con la región que rodea el ombligo. Es alimentado por el fuego del plexo solar y se asocia con las glándulas suprarrenales y los riñones. Está regido por el elemento fuego. Coordina y desarrolla el sentido de la vista. Es el más sutil de los tres primeros chakras, que conforman el triángulo inferior. Es la fuerza que te impulsa a actuar y completar la conceptualización, las visualizaciones que tienes en la vida.




Desde hace miles de años los orientales conocen la importancia de este centro: el ombligo, esa cicatriz que queda después de cortar el cordón umbilical, que nos recuerda de dónde venimos, que nos remite a la no preocupación de alimento y abrigo porque todo nos era dado en la matriz de nuestra madre a través de él.
El ombligo juega un papel fundamental en nuestro cuerpo porque durante la concepción es aquí donde se forma su primera célula y cada parte de él se desarrolla en espiral alrededor de esta primera célula.




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